Cuidar a un familiar con movilidad reducida puede ser una experiencia profundamente desafiante. Las tareas más cotidianas —como levantarse de la cama, ir al baño, ducharse o incluso sentarse y pararse del WC— pueden convertirse en verdaderos obstáculos diarios, tanto para quien las enfrenta como para los familiares que asumen el cuidado.
La movilidad reducida en adultos mayores puede deberse a múltiples causas. Algunas de las más comunes son:
Estas condiciones afectan directamente la autonomía, generando inseguridad, dolor y dependencia para las actividades más básicas del día a día.
Detrás de cada adulto mayor con movilidad reducida hay un familiar que, con amor y compromiso, se convierte en su cuidador principal. Pero esta responsabilidad puede traer consigo una gran carga emocional y física:
Esta situación puede generar agotamiento, ansiedad, y en muchos casos, sentimientos de culpa o frustración.
La buena noticia es que hoy existen soluciones profesionales a domicilio que marcan una gran diferencia en la calidad de vida tanto del paciente como de su entorno familiar. Contar con un cuidador o cuidadora capacitado puede cambiarlo todo.
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No solo brindan asistencia segura para trasladarse, asearse o alimentarse, sino que también:
En Kipers, el primer marketplace de cuidadores de adultos mayores a domicilio, hemos visto cómo cientos de familias han transformado su día a día gracias al acompañamiento profesional de una cuidadora o cuidador.
Los beneficios más comunes que comparten las familias son:
Una cuidadora no solo cuida. Aporta seguridad, cariño, actividad física, compañía y, muchas veces, esperanza.