Hace unos meses, Marta empezó a notar algo preocupante en su padre, don Julio.
Las pastillas del desayuno estaban sin tomar, las del almuerzo repetidas y, en una ocasión, encontró el envase del remedio completamente vacío. No era descuido; era olvido. Don Julio tiene 78 años, y aunque sigue siendo independiente, los horarios de sus medicamentos se habían vuelto una carga difícil de seguir.
Un día, una confusión de dosis terminó en una visita de urgencia.
Fue entonces cuando Marta entendió que ya no bastaba con dejarle las pastillas organizadas en la mesa. Necesitaba apoyo. Y ahí fue cuando decidió buscar a un cuidador.
El riesgo silencioso de una mala administración
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que uno de cada cuatro adultos mayores comete errores en la toma de medicamentos, ya sea por olvidos, confusiones o duplicación de dosis.
Estos errores no solo comprometen el tratamiento, sino que pueden provocar caídas, mareos, descompensaciones o incluso hospitalizaciones.
En Chile, la situación es similar: según datos del Ministerio de Salud, las intoxicaciones accidentales por medicamentos son una de las causas más frecuentes de ingreso hospitalario en adultos mayores.
No se trata solo de recordar horarios, sino de entender la importancia de cada medicamento y de crear una rutina segura y constante.
Cómo un cuidador puede marcar la diferencia
Un cuidador no reemplaza al médico ni administra tratamientos complejos, pero sí cumple un rol esencial en la supervisión y organización diaria. Estas son algunas de las tareas más valiosas que realiza:
✅ Organiza el pastillero semanal:
Ayuda a clasificar los medicamentos por días y horarios, asegurando que no se repitan o mezclen de forma indebida.
✅ Supervisa la toma diaria:
Verifica que el adulto mayor efectivamente tome su medicación en el momento indicado, y anota si hubo alguna dosis omitida.
✅ Fomenta la hidratación y el acompañamiento:
A veces, las pastillas se olvidan simplemente porque la persona no tiene compañía o alguien que le recuerde hacerlo con cariño y paciencia.
✅ Mantiene comunicación con la familia:
El cuidador puede avisar si nota efectos secundarios, reacciones extrañas o cambios en el comportamiento del adulto mayor.
✅ Apoya en la renovación de recetas o compras:
Aunque no sustituye la labor médica, puede acompañar al familiar o coordinar con la familia la reposición de medicamentos.
Más que pastillas: es acompañamiento y confianza
Cuidar la salud de un adulto mayor no siempre significa estar presente cada minuto, pero sí asegurarse de que esté acompañado, comprendido y contenido.
La organización de los medicamentos puede parecer una tarea simple, pero detrás de cada pastilla hay bienestar, equilibrio y tranquilidad para toda la familia.
Contar con un cuidador no solo evita riesgos médicos: también devuelve independencia al adulto mayor y alivio emocional a quienes lo rodean.
Es un acto de amor hacia ambos lados: hacia quien necesita cuidado, y hacia quien lo brinda cada día.
Si sientes que tu familiar podría beneficiarse de ese tipo de apoyo, existen muchas formas de encontrar ayuda.
En Chile, plataformas como Kipers pueden orientarte y conectar con cuidadores verificados, para que el acompañamiento sea tan seguro como humano.